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Red Internacional

¡TODOS A LAS CALLES CONTRA LA VIOLENCIA PATRIARCAL! Desde Pan y Rosas nos sumamos a las “autoconvocatoria” por el paro internacional de Mujeres

Hoy 19 de octubre, en varios países de América Latina, se llevarán adelante movilizaciones en repudio al feminicidio de la joven Lucía Pérez en Argentina. Desde Pan y Rosas Bolivia nos sumamos a la “autoconvocatoria” que en la ciudad de La Paz tendrá lugar en el Museo Nacional de Artes a HRS. 17:00. Nos pronunciamos y llamamos a luchar organizadas:

Miércoles 19 de octubre de 2016 | 08:13 | Edición del día

Nos están matando con total impunidad, nos están matando todos los días, nuestros padres, hermanos, “amigos”, parejas y extraños. Nos están matando porque pueden, porque la sociedad en que vivimos lo permite, lo alienta y, en su inacción, lo acepta y legitima también. Así como el reciente caso de Lucía en Argentina, que estremeció a la sociedad.

Niñas, adolescentes, jóvenes; madres, hermanas, trabajadoras, estudiantes, todas podemos morir mañana y ante el Estado, el gobierno, sus partidos patronales, sólo seremos otra triste estadística agitada en tiempos de campaña electoral, otra nota para el periódico, “otro caso más”. Para el sistema capitalista y patriarcal, las mujeres podemos ser utilizadas para cualquier fin, pues se nos trata como objetos, concebidas como propiedad privada cuya vida está a disposición del antojo ajeno, nos exhiben en televisión o en posters como les conviene: puta, madre, santa o loca, no importa, todos son reflejos del sucio tratamiento que hacen con nosotras a su conveniencia, bajo roles y etiquetas que solo alimentan el machismo imperante del cual el feminicidio es el último eslabón.

Nos tratan de convencer con sus propios mitos, porque nos quieren mantener calladas, sumisas y resignadas, quieren que pensemos que mantener una pared limpia vale más que las vidas de las mujeres. Los hipócritas religiosos se rasgan las vestiduras por ver un muro pintado que interpela la realidad opresiva de la Iglesia Católica, como lo fue en la censura a la organización Mujeres Creando, pero hacen la vista gorda a las violaciones, maltratos y asesinatos que ellos, con toda su moral patriarcal y decadente han contribuido a generar.

Este año en Bolivia se ha roto el record en feminicidios; al menos 59 bolivianas fueron asesinadas en los primeros seis meses del año a causa de la violencia ejercida, en la mayoría de los casos, por sus parejas, según el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (Cidem), 36 de estos casos fueron perpetrados por el esposo, novio, concubino o la expareja de la víctima. Además se registraron 19.979 casos de violencia machista, según cifras de la FELCV, sólo en La Paz 4.022 casos contabilizados de violencia física. Estas cifras tan alarmantes quedan relegadas y empequeñecidas porque es más importante indignarse por una estúpida pared pintada, es más importante juzgar la lucha de mujeres que se han estrellado con el sistema, es más importante que sus hijas no vean la realidad de sus instituciones, aun a pesar de que mañana pueden aparecer muertas por el simple hecho de ser mujeres.

Autoridades y diputados que jamás dedican sus esfuerzos a buscar un remedio a este cáncer de violencia machista, prefieren unirse al “frente por la familia natural” y tratar de arrebatarle los ya mezquinos avances en derechos de las diversidades sexuales, como ser la limitada Ley de Identidad de Género. Autoridades que en contubernio con la iglesia se unen para alimentar las desigualdades de género y de clase.

Las autoridades se dedican a promulgar leyes que son papel mojado, como la Ley Nº348 que en teoría estaba dirigida a acabar con la violencia machista, pero el 97 % de los feminicidios queden impunes debido a la dificultad para aplicar las sanciones establecidas en dicha ley. Bolivia es el país con más alto índice de feminicidios –sólo por debajo de México en la región–. A eso se añaden las muertes por aborto clandestino que restan más de 400 víctimas al año, otro índice de violencia machista que es auspiciado por la condena estatal, al negarnos la opción de decidir por nuestras vidas.

En Bolivia cada día desaparecen niñas y mujeres, las cifras de trata y tráfico son alarmantes. Los prostíbulos clandestinos están bajo nuestras narices; Catanas aisladamente no es el problema, pues existen una enorme cantidad de lenocinios de explotación sexual bajo violencia inhumana, frente a los que las autoridades no hacen absolutamente nada, porque claro, es un secreto a voces que proxenetas y policías así como funcionarios públicos de todo nivel, actúan beneficiándose de sus servicios y lucro.

Y de todo ello, son las mujeres más empobrecidas, las obreras, trabajadoras, estudiantes precarizadas, las más vulneradas y vapuleadas, quienes no pueden acceder a los altos costos de la justicia mercantil frente a toda esta oleada que atenta contra nuestra integridad y vida; quienes morimos día a día a causa de la penalización del aborto mientras las ricas pueden pagar una clínica privada; quienes cargamos sobre nuestras espaldas con extenuantes jornadas de doble explotación y sufrimos con hijos a cuestas los despidos e nuestras fuentes laborales en estos tiempos de crisis, todo amparado y ejecutado por el gobierno pese a los falsos discursos de “despatriarcalización”.

¡Nosotras hemos dicho BASTA! Decidimos luchar porque nuestra voz sea escuchada, y no habrá paz mientras nos ignoren, porque nos negamos a que ser víctimas pasivas de golpes, violaciones y feminicidios; organizamos nuestra rabia para combatir contra la opresión y explotación que sobre nuestras espaldas se ha impuesto, porque no buscamos que solo se parchen nuestras necesidad con más leyes y promesas, pues queremos elegir sobre nuestras vidas.

Por todo esto, desde la Agrupación Socialista feminista Pan y Rosas Bolivia, así como nuestras compañeras a nivel internacional, luchamos por un cambio estructural y gritamos el nombre de Lucía en Argentina, así como por Verónica Chino, Lili Limachi, Andrea Aramayo, Hanalí Huaycho, Sarah Hochstatter, Eliana Rivas entre tantas otras ¡Todas presentes!

Hacemos un llamado a organizar la rabia y sumar fuerza a la convocatoria internacional de este 19 de octubre, a alzar la voz contra el feminicidio y la violencia machista en todas sus expresiones

Su violencia no cesa: nuestra necesidad de organización constante y lucha tampoco.
Por nuestras muertas: ¡Ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha!
¡Este miércoles, en distintos países de América Latina, seamos miles en las calles!


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